sábado, 12 de septiembre de 2009

Internet me salvó...

Regresé abordo después del último post y el barco había tenido la visita de los amigos de JB.
Soltaron las drizas al tope de los mástiles.
Desenvergaron el G1. Se llevaron las baterías de servicio y otras cosas que encontraron por ahí.
Dijero que volvían al otro día, a pesar de ser el Día de la Independencia de Brasil.
La que no pone para pagar sus cuentas, la pone para pagar mercenarios...

Zarpé al toque.
Para descubrir que el motor calentaba de más y la bomba de sentina no funcionaba.
La corriente iba para el Sur, vámonos pal Sur.
Icé mayor con amantillo y trinqueta primero y G1 sin relingar después, con driza de spy.
Al amanecer ya había hecho más de 20 millas.
Me tiré un rato a descansar.
Y me agarró el tornado. Con piloto automático y todo arriba.
Tuve que cortar driza de spy... mi única driza de tope de proa, y se rifó la mayor, que era un trapito.
Sin velas, sin drizas, sin motor. Entre islas. Era de correr y apuntarle a los agujeros.

No voy a decir que no pensé en dejarlo ir a la playa.
Antes, un amigo me propuso que use el gasoil para hacer una fogata.
Me ligué con lo del seguro y decidí que JB no se iba a salir con la suya.
Creo que todo esto desencadenó porque el le puso las fichas a la póliza de seguro.
Un pajarito, como un gorrión, de pecho rojo y lomo negro y antifaz, se posó en medio de la tormenta. Eramos dos y ahora tres. Ibamos a salir adelante.
En esas condiciones, así esquivara las piedras, no iba a poder entrar a puerto.
Mayday.
Los amigos desde tierra hicieron el aguante. Prefectura, Consulado, movieron cielo y tierra.

A pesar de lo crítico de la situación, no temía seguir en el mar.
Temía lo que podía ocurrir en tierra, con una banda parapolicial a la que le pagaron por mi cabez, y que evidentemente, actuaba fuera de Rio de Janeiro, porque Ilha Belha, es estado de Sao Paulo.

A las cuatro de la mañana, en contacto con el Consulado Argentino, tomaba amarra en el muelle de Capitanía de Portos de Santos.

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