El mismo día que llegué a Santos, un mecánico y un electricista de marina me ayudaron a acomodar el desorden de abordo.
Encontramos finalmente la falla del malacate y comenzamos, paso a paso, a buscar la de calentamiento de motor.
Cuando llegó el profesor de vela, sorpresa! Nos vió pasar el canal de San Sebastián dando bordes en solitario... Así que al rato las drizas ya estaban abajo y nuevas velas colocadas en lugar de las perdidas y rifadas.
El Comandante me hizo un pasaporte para transitar por la Base, faltaba reponer baterías de servicio, bomba de achique, gasoil y mercado.
Al otro día, temprano, arrancamos con el mecánico, en el tema refrigeración.
Al mediodía, encontramos una solución. Luego de más de dos meses de renegar con ese problema. Una bomba y una batería. La bomba había que recorrerla y faltaba la otra...
Y llegó la notificación.
Nuevamente, en base a una falsa denuncia, JB pedía, esta vez vía judicial, la búsqueda y aprehensión del Patagón de Acero.
En la cara de todos los que me ayudaron, se reflejaba lo que yo sentía.
Con mucha bronca y pena desembarqué todos mis bolsos y los de Martín que habían quedado abordo. No me olvidé los vinos, pero si el queso..
Me habían ayudado como si vinieran abordo. Y perder así... Con una orden conseguida ese mismo día 10.
Poderoso caballero don Dinero.
Pasado el primer momento de incertidumbre decidí la acción.
Rio de Janeiro. Abogado. Tribunales. Para empezar...
Luego, de regreso en la Patria, vendrá el resto.
JB eligió el crimen para discutir una acción civil de cobro de honorarios y gastos.
Dos veces asaltó el barco con parapoliciales.
El Patagón ahora está amarrado en la Capitanía de Puertos de Santos, a disposición de la justicia.
Y en la justicia se va a definir.
De nuevo, gracias a todos los que apoyaron la pelea.
sábado, 12 de septiembre de 2009
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